Las tecnologías de información y comunicación (TIC), en la actualidad, aparecen como uno de los factores clave que inciden, de forma directa, en el proceso de aceleración de la inclusión financiera; ya que, cada día, las personas -de todos los estratos socioeconómicos- tienden a acceder -en función de sus posibilidades- a aparatos electrónicos que facilitan la realización de las transacciones comerciales y/o financieras que ocurren en el día a día de la vida en sociedad; lo cual, desde del enfoque y alcance de la inclusión financiera, se convierte en un estimulador para la generación de una oferta variada de servicios que busquen, por un lado, agilitar y disminuir el costo de las transacciones y, por otro, permitir que un mayor número de personas, en condiciones transparentes orientadas a mejorar su bienestar, accedan a una serie de beneficios que, al final, les ayuden a hacer de su vida personal, laboral y/o empresarial un espacio en el cual la interacción entre personas y/u organizaciones sea mucho más fácil de operar.
Ahora, claro, como se propuso en varias de las conferencias del FOROMIC del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), realizado en Barranquilla, en octubre de 2018, es necesario, como producto del accionar sistémico del sector público y privado, se proceda a trabajar en tres ámbitos clave que contribuyan a garantizar el buen funcionamiento de las TIC: excelente conectividad, excelente velocidad del internet y efectividad de la alfabetización digital a nivel de todas las edades -independientemente de si son o no nativos digitales, ya que, no basta decir estoy en todas la redes sociales virtuales, lo más importante es saber cómo usarlas-.
El momento que se cumplan esos requisitos básicos, como es de esperarse, aumentarán las posibilidades de que la tecnología se ponga, de forma eficaz y eficiente, a disposición de la facilitación de los procesos interactivos que se tienden a producir entre personas y/u organizaciones proveedoras de diferentes tipos de bienes y/o servicios. De ahí que, pensando en el sector proveedor de servicios financieros, antes de incorporar a ciegas una serie significativa de aplicaciones electrónicas que se van produciendo alrededor de las denominadas Fintech, es fundamental que los operadores financieros primero se pregunten, previo al lanzamiento de una innovación digital, si el territorio, en donde se la va a poner en funcionamiento, cumple, a cabalidad, con la triada de requisitos básicos planteada en el párrafo anterior.
Como se puede apreciar -para que la mixtura sea perfecta y se genere los impactos positivos esperados-, en medio de este entorno caracterizado por el alto grado de incidencia del desarrollo tecnológico en la vida de las personas y las organizaciones proveedoras de diferentes tipos de bienes y/o servicios, es fundamental que el uso de las TIC -como uno de los medios de la potenciación de la inclusión financiera- esté acompañado de la puesta en práctica de principios éticos y no de objetivos ocultos que, sobre el engaño, buscan aumentar y aumentar -sin fin- las ganancias de que quienes son los operadores de las TIC; es decir, en este caso, las TIC no estarían cumpliendo con su función de impacto social positivo, sino más bien el de facilitadores de prácticas tramposas como las que se han presentado al momento de cobrar recargos a los consumidores de productos financieros sin su consentimiento previo.
Por último, queda evidente, el gran desafío es cómo lograr un escenario en donde las TIC pueden estar al servicio del ser humano y, así, contribuir a una sociedad más INCLUSIVA, solidaria, productiva y equitativa; para lo cual se requerirá del trabajo interactivo de diversos actores públicos, privados y, por supuesto, de un sistema educativo que trabajé, de forma prioritaria, en la concienciación del buen uso de la tecnología a la hora de fortalecer las relaciones que se tienden a generar, en la actualidad -desde tempranas edades-, entre las personas y organizaciones que, sobre la base de la ética y la eficiencia operativa, tratan de consolidar un mundo que genera un buen ambiente de vida entre todos los seres vivos -personas, animales y plantas- que habitamos este planeta llamado Tierra.
Dr. Wilson Araque Jaramillo, PhD
Presidente de la RFD