El retroceso en el cierre de la brecha de inclusión financiera entre hombres y mujeres es evidente y así lo demuestran las cifras de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD). Estos datos dan cuenta que, a diciembre de 2021, las mujeres representaron 45% del total de clientes activos de microcrédito. Mientras que en el 2020 fue de 53% y en 2019 de 54%.
Por ello, como organizaciones del sector financiero y de la economía popular y solidaria, nuestro rol es generar estrategias para acelerar el proceso de recuperación económica y social tras la crisis de la COVID-19, cuyo impacto ha sido mayor en las mujeres.
En el ámbito del ahorro también se observa un retroceso ya que, en el 2021, las mujeres representaron 45% de clientes activos de ahorro, mientras que en el 2020 fue de 48% y en el 2019 de 51%.
Como respuesta a esta realidad, las mujeres necesitan estrategias enfocadas y adaptadas para que estas brechas se sigan cerrando y logren una autonomía económica. Además, una mujer representa un agente de cambio clave pues si tiene la oportunidad de generar ingresos, los beneficios de estos se multiplican porque la familia entera se favorece.
Desde el trabajo que hacemos en Fundación Espoir, organización privada sin fines de lucro y especializada en otorgar microcréditos con educación, las estrategias con enfoque de género, tanto el ámbito interno y externo, nos han permitido lograr altos índices de inclusión de mujeres. Es así que ellas representan para la nosotros el 72% de clientes prestatarios. El 59% de la cartera está en negocios administrados por mujeres y el 62% de nuestras colaboradoras son mujeres.
Y, precisamente, una de nuestras estrategias ha sido identificar las nuevas necesidades de la población femenina en el contexto de la pandemia. Por ejemplo, se determinó que la demanda de educación seguía siendo importante, pero que era necesario abordar el desarrollo de capacidades en el mundo digital. Mediante una plataforma de e-learning, en el 2021, la fundación entregó 12 mil certificados a las personas que participaron en los módulos de educación financiera. Además, realizó 46.725 charlas presenciales en varias temáticas que alcanzaron más de 244 mil asistencias, de las cuales 89% fueron de mujeres.
Nuestra metodología siempre ha sido acompañar los microcréditos con educación. Somos una organización que nació para apoyar a las mujeres. En estas tres décadas de experiencia hemos sido testigos de que las capacitaciones han permitido que las mujeres se sigan empoderando en sus negocios, que puedan generar ingresos y ser más independientes.
Creemos firmemente que las oportunidades para las mujeres no radican solo en el financiamiento. Para que el crecimiento de las personas sea sostenido se requiere de capacitación en temas cotidianos como salud preventiva o educación financiera y en sumar a más actores en la sensibilización sobre la violencia de género.
Para que todo este trabajo se refleje a la externa, empezamos casa adentro. A raíz de una evaluación y con un plan de acción concreto y medible, implementamos buenas prácticas empresariales enfocadas a la promoción del empleo femenino. Estas acciones fueron reconocidas en 2021 con el ‘Premio Violeta’ en la categoría oro por cumplir con los tres ejes: sostener el empleo femenino; promover la igualdad de derechos de hombres y mujeres en el empleo; y, prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.
Así que, independientemente de la industria, el enfoque de género es una responsabilidad de todos los actores. Las organizaciones que tienen enfoque en mujeres son sostenibles, esto puede traducirse en que invertir en mujeres es un negocio rentable ya que es un segmento desatendido. Y, al mismo tiempo, coadyuvamos a impulsar la reactivación económica y social de las mujeres lo que se convierte en miles de familias ecuatorianas con una mejor calidad de vida.
Elaborado por:
Claudia Moreno.
Subdirectora ejecutiva.
Fundación Espoir.